viernes, 28 de diciembre de 2012

Héroes de la resignación

¿Quién no ha soñado con ser el héroe? El héroe del mundo. Despertarse por la mañana y cambiar el mundo. Crear un mundo lleno de belleza y armonía, fuera del caos y de las injusticias... La pregunta es: ¿lucha o resignarse?

Ante todo este desorden hay algo muy claro: nos hemos vuelto una sociedad muy consumista, me atrevería a decir, extremadamente consumista... y que estamos arrasando con todos los recursos que disponemos. Nos gusta consumir como depredadores, eliminar nuestras necesidades teniéndolo todo más fácil y a nuestra disposición, sin tener ni que pensar. Y todo esto, sin ser conscientes de que los recursos que estamos utilizando para crear nuestros bienes, tarde o temprano desaparecerán, no habrá recursos para todos, y ahora mismo no hay recursos para todos, no podemos dividir todos los bienes equitativamente para todas las personas del mundo.

Es la falta de recursos a nivel mundial lo que genera el egoísmo propio, que deriva a la diferencia entre pobres y ricos. Todos deseamos acomodarnos en las facilidades y esos lujos de la buena vida, y algunas personas lo desean por encima de todo, llevándose por delante la moralidad y la ética. La ambición, el deseo de apoderarse de más, estar insatisfecho y convertirse terriblemente insaciable... esto da lugar a la corrupción. Y ante la corrupción, siempre pagan las personas con menos poder de decisión, al no tener un mismo grado de poder adquisitivo que una persona corrupta, y mediante chantajes van alimentando a otros futuros corruptos, tentándoles con una dulce miel bañada en oro en la boca y ambos se colman de riquezas, encubriéndose uno al otro. Este hecho se acaba convirtiendo en un círculo totalmente vicioso e inacabable.

Gracias al egoísmo y la ambición del ser humano la justicia comienza a convertirse en injusticia, y es cuando la moralidad ya no forma parte del presenta, la sociedad se margina, los medios de comunicación y el entretenimiento nos hacen más débiles y compren nuestro ser con falsas ilusiones en un mercado de sueños inalcanzables, pero que de algún modo u otro, jugando con nuestras ilusiones como si fuéramos marionetas, nos hacen creer que se cumplirán, y nos acabamos resignando. Nos acabamos creyendo que hay cosas en las que no se puede hacer nada, y que lo más sensato es vivir como puedas intentando encontrar la felicidad día a día en este mundo de mierda. La farsa se convierte en interminable, olvidando que somos humanos y dejándonos solos y resignados en una burbuja de cristal, con sueños que dejamos atrás una y otra noche más...

1 comentario:

  1. Un maravilloso texto escrito por una jóven que, impávida, pretendía cambiar un mundo vil lleno de egoísmo, injusticia y consumismo. Simplemente espectacular.

    ResponderEliminar